viernes, 21 de agosto de 2015

DR. EDWARD BACH - 1era Parte

La terapia floral fue desarrollada por el doctor inglés Edward Bach, quien nació el 24 de septiembre de 1886 en Moseley, un pueblo insertado en los verdes campos de Gales, Inglaterra. Durante su infancia fue un curioso y reflexivo de la naturaleza. Siempre sintió que en los árboles, flores y arroyos había serenidad, equilibrio y belleza.

En la adolescencia sintió que debía ocuparse de los seres humanos y tomó la decisión de estudiar medicina en la universidad de Birmingham, donde se recibió en 1912.

Durante todo este proceso comenzó a darse cuenta que la medicina tradicional no consideraba la entereza del ser humano. Creía que cuando se presentaba una enfermedad, ésta debía examinarse desde una visión compleja, considerando no sólo el cuerpo si no que también la mente y emociones de cada paciente, no quedándose sólo con el síntoma que este presentaba.

Trabajó en el área de cirugía del Hospital de la University College de Londres y luego pasó al área de inmunología. Después de una serie de estudios, descubrió una vacuna que daba óptimos resultados en pacientes que sufrían de enfermedades crónicas al estómago.

El arduo trabajo que asumió y la despreocupación por su salud, lo llevó a ser operado de urgencia en julio de 1917. En el diagnóstico le daban sólo tres meses de vida, debido a un tumor extendido en el bazo, lo que lo llevó a caer en una profunda depresión, hasta que se dio cuenta que si tenía que morir, no podía perder tiempo y debía estudiar e investigar.

La intención propuesta hizo que pasara intensos meses de trabajo, superando el diagnóstico médico y haciendo que su enfermedad disminuyera. Con ello se dio cuenta que su gran pasión podría vencer cualquier negatividad, siendo esta premisa el inicio de sus investigaciones. De acuerdo con el pensamiento de la homeopatía, de que el paciente visto como persona es más importante que la enfermedad, y al uso de hierbas, plantas, metales y hasta venenos en dosis infinitesimales, desarrolló un plan de trabajo.

Con ayuda, Bach logró preparar nuevas vacunas para algunas enfermedades crónicas, llamadas “nosodos”. Luego comenzó a estudiar las características comunes de los pacientes, agrupándolos en siete perfiles sicológicos, basados en el estado de ánimo de aquellas personas.

Volvió en 1912 a su casa de Gales, ahí, guiado por su intuición preparó nuevos “nosodos” a los cuales les agregó propiedades de dos flores, Mimulus e Impatiens, buscando una semejanza entre la signatura de cada una y las características emocionales que presentaban los pacientes. En este caso, Mimulus para los tímidos y con pequeños miedos, e Impatiens, para los más nerviosos y apurados.

Tras este período, contemplaba durante horas las flores de su infancia, con el fin de entenderlas, estudiando sus características. De esta forma, identifica a 12 de ellas, cada una con su propia identidad y que apuntan a restituir la energía del cuerpo y mente. Luego de reconocer emociones negativas como el miedo, terror, pánico, indiferencia, entre otras, se abocó a estudiar el alma humana por el resto de su vida.

Bach concluyó su investigación en 1935, con la identificación de 38 remedios, que mostró a la orden de médicos, sin tener una respuesta favorable ya que lo consideraron un herboristero y lo despidieron de la agrupación.

Edward Bach murió durante el sueño después de 19 años de ser diagnosticado del cáncer que supuestamente le arrebataría la vida en pocos meses.

 


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