jueves, 26 de noviembre de 2015

Si Las Escuelas Impartieran la Meditación Tendrían Alumnos Más Optimistas y Positivos

De acuerdo con Faena Aleph, si meditar transforma, los primeros años de escuela son una de las mejores etapas para volver esta práctica parte de la vida cotidiana de niños y jóvenes.

En términos generales, la escuela es para nosotros el lugar donde se aprende a multiplicar y a dividir, sobre la historia nacional, a leer y en suma sobre todas aquellas materias que integran un currículo tradicional, el cual tiene mayor importancia desde la perspectiva de casi todos los involucrados en el proceso educativo.
Con todo, por experiencia sabemos bien que la escuela dista mucho de ser únicamente un foco de aprendizaje en el sentido formal de la práctica y, más bien, es el punto de encuentro de múltiples circunstancias que a veces conocemos por vez primera ahí y que nos acompañan el resto de nuestra vida: la manera en que nos relacionamos con otros, cómo tomamos un logro o un fracaso, qué hacemos con nuestras obligaciones y más.
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Quizá por eso, porque en la práctica se trata de una formación múltiple, cada vez más escuelas buscan incorporar otro tipo de disciplinas que fortalezcan dicha realidad y, sobre todo, la encaucen hacia ese carácter integral que ya tiene.
¿Qué mejor, entonces, que hacer de la meditación una actividad cotidiana en la educación de niños y jóvenes? La meditación tiene efectos en casi todos los ámbitos de vida de una persona, desde el funcionamiento de su cerebro hasta la manera en que se sitúa con respecto al mundo. En el caso específico de la educación, un análisis de 15 estudios sobre escuelas que implementaron la meditación como parte de su dinámica habitual demostró que los alumnos tuvieron una mejora notable en tres aspectos: su rendimiento académico, sus habilidades de sociabilidad y su bienestar general.
med7En específico, la meditación hizo que los alumnos fueran más optimistas, positivos y seguros de sí mismos, además de que igualmente los llevó a tomar conciencia de su salud y reducir emociones como la angustia, la tristeza y otras relacionadas con el estrés o la depresión.
En varias ocasiones el Dalai Lama ha dicho que “si le enseñáramos meditación a cada niño de 8 años, eliminaríamos la violencia en solo una generación”. La premisa sin duda suena un tanto utópica, pero cuando recordamos que, en cierta forma, meditar no es más que concentrarse en la respiración, de pronto parece asequible, sencilla incluso.
Entonces, ¿Por qué no darle una oportunidad?

jueves, 19 de noviembre de 2015

Las emociones negativas dañan tu cuerpo

Lo que sentimos afecta nuestra salud física. Ese dolor que tienes puede tener origen en un desequilibrio emocional.
Camila tenía un dolor insoportable de espalda que ningún medicamento parecía poder curar, no había explicación lógica para su constante malestar. Cierto día, en una consulta, la doctora le preguntó cómo andaban las cosas en casa, si tenía conflictos con su esposo o en el trabajo. Camila no comprendió al principio qué tenía que ver eso con su dolor de espalda, pero no tardó en darse cuenta de que un conflicto con su esposo que llevaba tiempo arrastrando era tal vez una causa de sus
constantes dolores.
Existe una conexión inherente entre mente y cuerpo. Se ha hablado mucho tiempo de las enfermedades psicosomáticas. Pero no sólo se trata de que nuestro cuerpo intente decirnos algo cuando guardamos lo que sentimos. Sino que todas nuestras emociones afectan en mayor o menor medida a nuestro cuerpo.
El enojo y el estrés por ejemplo, pueden provocar gastritis y colitis. Hay un estudio del Duke University Medical Center que señala una relación entre el rencor y el dolor en la parte baja de la espalda. De acuerdo con la investigación, los pacientes con dificultad para perdonar presentan con mayor frecuencia dolor y angustia que aquellos que recurren al perdón.
Las emociones generan reacciones en nuestro cuerpo para bien o para mal. Emociones como el enojo, la tristeza o el resentimiento pueden afectar el sistema inmunológico y perjudicar la salud. El dolor constante de Camila estaba vinculado al rencor; había cosas que no estaba dispuesta a dejar ir. Discusiones de mucho tiempo atrás continuaban afectándola, aún si no se daba cuenta.
A menudo no podemos controlar lo que sentimos, pero sí podemos decidir liberarnos de esos sentimientos negativos. Ante emociones negativas que afectan nuestra salud, las emociones positivas serán clave para mejorar: la reflexión, la meditación y, especialmente, el perdón.
Perdonar tiene beneficios físicos y emocionales incluso si la otra persona no sabe que la hemos perdonado: ayuda a reducir la presión arterial y disminuir los niveles de cortisol, lo que nos hace sentir menos estresadas, también nos permite enfrentar mejor las enfermedades. Es un acto de amor, no sólo hacia el otro, sino con nosotras mismas.